La formalización de una hipoteca conlleva una serie de gastos que, hasta hace unos años, eran abonados en su totalidad por los prestatarios. Sin embargo, diversas sentencias del Tribunal Supremo y del Tribunal de Justicia de la Unión Europea han determinado que algunos de estos gastos fueron indebidamente impuestos a los consumidores y pueden ser reclamados al banco.